jueves, 6 de marzo de 2008

Zapatero y Rajoy

A petición popular, escribo sobre un tema que no me agrada (políticos y elecciones), pero me veo obligado a ello por responsabilidad cívica, que de todo tiene uno.

Nos encontramos ante dos candidatos –los demás son filfa, con perdón– que no pueden negar su condición de políticos, dicho sea en el peor de los sentidos: hacen discursos ampulosos, les gusta el efectismo y la retórica, interpelan a la sensibilidad, miran a los ojos como si tuvieran virtudes hipnóticas, y están dispuestos a decir cosas en las que no creen demasiado, o a cerrar los ojos ante lo que creen, con tal de salir victoriosos en las elecciones. Hasta aquí, parecería que ambos pertenecen a la misma caterva despreciable, y que tanto daría votar a uno como a otro. Pero no.

Ciertamente, hay diferencias en los programas y sobre todo en los principios; pero no voy a entrar en ello porque ni yo ni mis lectores, ni siquiera la mayoría de los españoles, conocemos esos aspectos muy a fondo. Me voy a centrar en las personas de los candidatos, que con ello he empezado, y además es algo que cualquiera puede hacer también, después de leído este panfleto.

Resulta que uno de los dos miente más allá de lo normal; esto es, no miente puntualmente, sino que lo hace de forma sistemática, estructurada, se podría decir que ontológica. Miente desde que comenzó a hablar en público, no ha dejado de hacerlo ni se vislumbra una conversión. Todo su discurso es una red tupida de mentiras donde las escasas verdades, que se cuelan aunque sólo sea por exigencias gramaticales, no relucen, y es que tampoco respeta la gramática. Este mismo candidato es dueño de un discurso oblicuo, almibarado y hueco, que no dice nada concreto pero que dispara dardos narcotizantes hacia el electorado y ponzoñosos hacia sus contrincantes. Es un candidato que no hilvana sus ideas, sino que las yuxtapone en razón de su olor y peso, igual que hace con las palabras que las enuncian, si se puede decir así, de forma que su discurso es mera retahíla de conceptos y silencios que los subrayan. Sobra decir que este candidato pretende manipular, porque engola la voz de continuo, mira con una convicción que no puede existir en este mundo, y engaña con desfachatez crispante, sin importarle que hace tres días dijera cosa diferente. Es un candidato, en fin, que tiene un séquito a su servicio para tirar las piedras sin ensuciarse las manos, y luego él reprochar al agredido su escaso talante democrático…

¿Sabéis quién es? Pues no será tan fácil averiguarlo. Porque aunque es falso, iletrado y turbio, se las ingenia para salir victorioso en todas las encuestas y que el malo parezca el otro, que solamente es torpe. Todo el que haya sido atrapado como un pececillo en su red de mentiras, todo el que haya sufrido la educación menesterosa que nos ha dejado su gobierno, todo el que se haya rebajado a vender su alma por los sobornos que arroja al pueblo lacayuno dirá que es el mismo Dios. Y el propio personaje lo debe de creer, pues ya dijo una vez, con desvergüenza blasfema, que es la libertad la que nos hace verdaderos. En el fondo querría decir que es su voluntad la creadora de la verdad con la que quiere hacernos comulgar a todos. Ojalá no lo consiga.

5 comentarios:

laura dijo...

Lo malo es que con esas artimañas no es fácil hacerle frente, debe verse uno en la tentación de ser tan malo y retorcido como él.

Espero que su adversario no caiga en esa tentación, que sea la verdad la que le haga libre y que pronto tengamos a alguien decente gobernando este país.

Ojalá no sea mucho pedir.

Ángel dijo...

¿Ves? Cuando me haces caso y sacas al alter ego mío que llevas dentro te salen unos artículos que para sí los quisiera cualquier columnista periodístico o arquitectónico.

Mamá dijo...

El problema que la inmmesa mayoría, yo me atrevería a decir que un 90 por ciento de la gente envenenada por este ser, no tiene la más mínima intención de despertar de su dulce sueño.

Es la gran diferencia entre ambos candidatos. Uno, diga lo que diga, tendrá a sus fieles a sus pies, porque esos fieles jamás pensarán, reflexionarán sobre lo que han oido.

El otro, tiene la mala suerte de dirigirse a otro público que, a veces, piensa y que, por tanto, le saca los colores si cambia su discurso de acuerdo con las circunstancias. A este último grupo de gente es más difícil adormecer. Y claro, es más crítico con un candidato que no termina de dejar claras sus ideas de futuro gobierno. No entra en temas muy profundos, no vaya a perder los votos que se sabe seguro.

El primer candidato, sin embargo, puede cambiar de discurso, que sabe que si algo conseguirá serán más votos, pero en casi ningún caso, perderá los que ya tenía.

Esto es como todo. ¿Es mejor estar en el lado de los que tienen razón y mueren con ella?

El refranero dice todo lo contrario: "más vale vivir sin razón que morir con ella".

Stepario dijo...

Tienes razón, Conso, sólo cabe esperar que el dulce sueño se transforme en pesadilla para que reaccionen.

Acaba de saberse que la ETA ha matado a un ex-concejal socialista en Mondragón. Parece que los partidos han dedidido suspender la campaña. No lo deseo, pero puede que contemplemos a algunos queriendo sacar partido de esta sangre. ¿Es esa la intención de la ETA?

Paloma dijo...

Parece que ese del que habláis tiene más de hipnotizador (o idiotizador) de lo que alguno pensaba.

Me siento como si quisiera nadar contracorriente y las olas me abofetearan en la cara. Eso ocurre cuando el sentido común y la moral propias del ser humano, (de lo que deduzco que no quedan tantos como yo pensaba...) se doblan ante las mentiras y juego sucio de unos pocos mientras la mayoría no parece darse cuenta. Queda la impotencia.

Empezamos (continuamos) una dictadura de mentira, miedo, soborno, falta de valores y de libertad. Que Dios nos ayude.