miércoles, 19 de diciembre de 2007

La vida en peligro


El lugar más peligroso para que viva un niño que todavía no ha nacido es… España.

No hay criatura humana más segura que aquella protegida por el seno de su madre. Ni la hay más frágil que la rechazada por ella. En España más de cien mil madres reniegan de su hijo cada año, para siempre. Lo harán con mayor o menor desesperación o conciencia, con más o menos complicidad o inducción de unos y otros. Pero el resultado siempre es la muerte de un inocente, del mayor inocente, del que ni siquiera tuvo oportunidad de hacer nada, ni bueno ni malo.

La respuesta que se da desde los poderes del Estado es estremecedora: defender “a la mujer”, ampliar la ley que permite el aborto. Parece que no escarmentamos. Parece que no ha llovido suficiente sangre todavía. La vida joven se apaga en España. Otros vendrán, se supone, porque la vida se abre camino siempre. Otros más generosos, o menos asesinos. Pero miles, millones, de niños yacerán en vertederos, sin nombre, sin haber podido oler una flor, sin haber podido mirar el día, sin haber sentido nunca una caricia, sin conocer una ocasión de amar. O, dicho de forma más clara, aterrizando tanto que nos topemos de bruces con el suelo: matando niños de siete meses o más, a quienes previamente se ha extraído del vientre de su madre, traídos a la vida para que se les arrebate de seguido. Se matan también criaturas mucho más pequeñas, pero eso sólo es menos escandaloso, no es menos criminal.

Se acercan las fechas de celebración del Nacimiento más trascendente. Muchos festejos se reducirán a comilonas y borracheras. No es paradoja. Es lo que hemos elegido en lugar de los niños que pudieron nacer, y no dejamos. Celebramos el triunfo sobre Dios, sobre la vida de los otros, y la entronización de la nuestra en el gozo y disfrute. Aunque la vida que no hace más vida, tarde o temprano también se apaga.

6 comentarios:

Sinretorno dijo...

Este blog se está poniendo muy interesante. Mi madre mejor, dentro de la enfermedad. Abrazos.

laura dijo...

Precisamente hoy he visto un reportaje en una revista del niño de Bertín Osborne y su mujer, casi no sale adelante, seguramente no sea un niño "normal", estará enfermo...Sus padres siguen luchando, son felices, dicen que no lo cambiarían por nada del mundo...

Otras muchas mujeres ni siquiera pueden tenerlos.

Y otras, sin embaro, pudiendo tenerlos, y además sanos, los matan.

laura dijo...

Sinretorno, este blog siempre ha sido interesante. Rezamos por tu madre, ánimo y feliz Navidad.

Stepario dijo...

Un abrazo, Sinretorno, pásate más a menudo.

La cuestión es que veas que es un niño. Es algo que sucede en cualquier ámbito: si no ves a alguien como persona, no lo tratas con respeto, con generosidad, con consideración a su dignidad. Lo utilizarás (si lo ves como un medio) o lo despreciarás (si lo ves como un estorbo).

Pero lo que está en el fondo no es cómo lo veamos, sino que sólo nos vemos a nosotros mismos, a nuestras preocupaciones o a nuestros anhelos, y entonces los demás no existen como personas.

Marta dijo...

A mi se me ponen, literalmente, los pelos de punta cuando pienso en el futuro que se nos avecina, porque ya de hecho lo que está sucediendo es para horrorizarse.

La raiz del problema esta muy honda, y es difícil hacer llegar a la gente un mensaje distinto a lo que se vende. Yo compruebo cada día en mi trabajo que la dignidad de las personas, por el simple hecho de ser personas, se pisotea, cuando lo que se ve deja de ser agradable. Y creo que cada día es más real el dicho de "ojos que no ven corazón que no sienten". El materialismo llega hasta límites insospechados para mi hasta hace unos meses, me entristece mucho el hecho de que todo aquello que no se ve, sencillamente no existe...por eso la vida de un bebé al que no se escucha llorar, al que no se puede tocar...no es vida, o no es humano, o no es simplemente.

La superficialidad y el materialismo son las características que definen mejor nuestra sociedad, y si existe algo de lo que no se pueda sacar un beneficio inmediato entonces eso no vale nada, y mejor hacer como si no estuviera.

Se ha llegado al punto de perder la conciencia de lo que entraña el aborto en sí mismo, hasta hace unos años, incluso los defensores del aborto reconocían la realidad de la muerte provocada de un ser humano, hoy ya no alcanza apenas ni la categoría de tejido, para la mayoría es algo así como operarse de apendicitis, es quitar algo de mi cuerpo que me está fastidiando...

Este es un tema que me enardece, y creo que es tarea de todos luchar por recuperar el respeto a la vida, porque no basta con que otros libren la batalla, porque no es suficiente con decir en nuestros pequeños círculos de amigos que el aborto no está bien. Es necesaria una respuesta valiente ante el ataque brutal que está sufriendo el ser humano, porque, si seguimos así, muy pronto ya nada será valioso.

Podría seguir hablano de esto interminablemente, así que mejor, no sigo porque mi comentario se haría eterno.

Stepario dijo...

Hace tiempo escribí un artículo sobre el aborto que se llamaba precisamente "Corazón que no siente". Copio el enlace de otro:
http://www.conoze.com/doc.php?doc=6484