sábado, 23 de febrero de 2008

Dos lecturas





Este mes he terminado de leer mis primeros dos libros del año. Sé que es una cifra corta y pobre, pero no tengo excusa. Tengo otros varios empezados, pero no se vislumbra su fin. A lo que iba, los dos libros me han parecido bien, y aunque no me hayan cambiado la vida, no está mal leerlos.

El primero es «La gesta española», de José Javier Esparza. Es un libro divulgativo, que no entra en honduras, y que pretende recordar, y en algunos casos descubrir, algunos importantes hitos de la historia española, con el rasgo de común de que en ellos se pone de manifiesto que los españoles hemos sido protagonistas de hazañas muy grandes y sin parangón, muchas de ellas olvidadas por desgracia hoy. Sin ir más lejos, yo no conocía el caso de Blas de Lezo, que con unas pocas fuerzas derrotó a toda la armada británica y salvó nuestro imperio. El autor también se preocupa de quitar hierro a la leyenda negra española, tan culpable de nuestros complejos y nuestra desmemoria, y tan exagerada. La última vez que estuve en Madrid, un profesor colombiano se sorprendía de que la leyenda negra estuviera más arraigada aquí que en Hispanoamérica, donde viven sus supuestas víctimas. Es un ejemplo de que la ignorancia es terreno abonado para la manipulación. En fin, el libro es ameno, descubre algunos episodios poco conocidos, y relata otros muchos ya sabidos, pero que viene bien recordar y conocer con más detalle.

El otro libro es la novela de Juan Manuel de Prada «El séptimo velo». Se sitúa en dos planos, el actual, en España, y la II Guerra Mundial en Francia, en el ámbito de la Resistencia. Es un libro de aventuras, en parte, y también de introspección, en torno al viejo tema de la amnesia. Desde mi punto de vista destacaría varias cosas. En primer lugar, la excelente prosa de De Prada, menos barroca que otras ocasiones, pero siempre con la palabra precisa y la comparación deslumbrante; pero su categoría de escritor no se queda en la forma, sino que es experto en diseccionar el alma humana, sus sentimientos más hondos y sus culpas. Por otro lado, es un libro enormemente cinematográfico, parece pensado para facilitar la labor a un futuro guionista, de tan claras que se imaginan algunas escenas. Por este lado, no es muy original, sobre todo porque, ya digo, uno cree vislumbrar secuencias que ya ha visto en algunas películas. Pero el conjunto es ambicioso y trabajado, y la prosa envolvente del autor nos conduce sin fatiga hasta el final. Confieso que me resultó más brillante su anterior novela, «La vida invisible», pero también es cierto que, por diversos motivos, aquella lectura resultó más dura, era más una bajada a los infiernos que esta otra, plagada de peripecias.


3 comentarios:

laura dijo...

Yo también voy por mi segundo libro este año, pero es que el trabajo y mis nuevas obligaciones domésticas no me dejan mucho tiempo.

Ahora tengo empezados "Café de artistas" de Cela y "La reina de las nieves", de Carmen Martín Gaite, que es una de mis escritoras favoritas.

Tendremos en cuenta tus recomendaciones, el de Prada ya lo he leído, y me gustó mucho, entre otros motivos porque me atrae mucho el tema de la II Guerra Mundial, qué le vamos a hacer.

Ángel dijo...

Tengo que leerme el Prada, ahora ya sin falta. Entre la conferencia y tu consejo.

El problema está en que lo dejé arrumbado en mi casa de la playa...

Stepario dijo...

Eso te pasa por tener una casa en la playa. Líbrate de ella enseguida.

Qué peligro.