martes, 24 de junio de 2008

Divagaciones en torno al tiempo y las tareas


«No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy», se ha dicho siempre. Aunque no sé quién lo dijo. Motivación, cuando se lo dice uno a sí mismo, a solas y con convencimiento. Reproche, cuando te lo dice otra persona, por muy querida que sea y por mucho que te esté queriendo al decirlo. Trampa, si haces como Felipe, el amigo de Mafalda, que después de colgar este lema en la pared, proclama con personalidad: «¡Mañana mismo empiezo!». En fin, todo esto a cuento del abandono de mi blog, que me exige estos y otros recordatorios.

Pero la frase puede hacerse más opresiva o candente si se nos recuerda: «No dejes para mañana lo que debes hacer hoy». Y es peor cuando ese hoy lo cambias por un ayer. Ay, cuando la perentoriedad se refiere a algo que ha ido quedando atrás, la obligación nos cuelga del cuello como una cuerda de cuyo extremo lejano pende una piedra, que conforme se hace más pequeña aumenta el riesgo de quebrarnos el pescuezo.

Ítem más: respecto de mis frustrantes intentos de régimen, una torva vocecilla susurra en mi interior cuando paso cerca de la despensa: «No dejes para mañana lo que te puedas comer hoy».

Soy un hombre de profundas (y gordas) contradicciones.

9 comentarios:

Ángel dijo...

Fuiste tú el que dijiste que sólo tienes tiempo para llegar tarde a todos los sitios.

De hecho, lo dijiste en Madrid, en una boca de metro mágica, como recordarás.

Stepario dijo...

No llegues hoy, si puedes llegar tarde mañana. Eso creo que fue lo que dije en esa boca de metro no tan mágica. Pero lo he olvidado, como tantas cosas.

laura dijo...

Tus contradicciones y (desgraciadamente) tu mujer son cada vez más gordas.

Al final tendré que prohibirte ir al supermercado.

Stepario dijo...

No me prohíbas una de las pocas cosas que hago por gusto y sin necesidad de autosugestiones. Prometo no comerme nada de lo que compre.

laura dijo...

Claro, así me lo como yo. (Ya sabes que no sería capaz de prohibirte nada).

Fran dijo...

Ja, ja, me siento muy identificada con esta entrada. Desde que inicie el blog lo tengo siempre pendiente como algo más en la larga lista de cosas a las que no llego. Mientras hago las cosas imprescindibles y urgentes de la lista voy pensando en las entradas que pondría y no pongo. Pero para colmo llegan los premios, que son de agradecer pero que vienen a colmatar mi capacidad de entrada. A este respecto me gustaría saber tu opinión, ya sabes que no se está en absoluto obligado a contestar los premios y dar las gracias es suficiente o puede preferirse avitarlos. Yo prefiero evitarlos pero no me siento capaz de decirle solo gracias a la persona que me los ha mandado. Ahora tengo que contestar el premio a la defensa de la democracia y la libertad, que es fenómeno pero yo no me merezco en absoluto. Tú si te lo mereces. ¿qué piensas?
Con el tema gastronómico también me pasa igual y no sé si podré cambiar, debe ir en el genoma (¡cualquiera cambia eso!)

Stepario dijo...

Fran, yo no me merezco más premios que los que ya tengo; y a nivel de blog, me conformo con ser leído (aunque últimamente lo que escribo no tenga mucha trascendencia). La verdad es que entrar en protocolos de respuestas y agradecimientos es bastante engorroso para los que vamos, como dice, la entrada, con un poco de retraso en nuestras tareas, aunque no tengamos disculpas de ningún tipo.

Pero tus premios siempre son agradecidos.

Fran dijo...

Bien, te entiendo y me pasa igual pero recibiendo de antemano tu agradecimiento y sin que tengas que dar respuestas te incluyo en el próximo, tu blog se merece todos los premios.

Stepario dijo...

Una respuesta a tus comentarios es sencillamente un placer, no me refería a eso.