He descubierto la estrategia del Partido Socialista, esa que no podía ver oculta tras la aparente estulticia de sus argumentos. No, no es que piensen que somos tontos, esto no es más que la típica salida despectiva. Lo que ocurre es que saben que hay tontos, en realidad muchos tontos –en buena parte se deben a su labor “educativa” por las vías de la escuela y la televisión–, sin ánimo de menospreciar a los discapacitados mentales de cualquier tipo. Me refiero a los tontos lelos, zafios, ignorantes, asilvestrados. Esos que ha producido el socialismo como criaturas votantes. Hay muchos, lo saben, y se dirigen a ellos como lo que son, aunque los demás quedemos desconcertados.
Así, el tal Pepiño Blanco puede aparecer defendiendo las medidas económicas de su Gobierno con apelaciones lacrimógenas a las viudas, más propias de un serial radiofónico de la época de Franco que de un tío que se dice progre. Otras veces le hemos podido oír que se declaraba católico, como coartada para pegarle una patada al Iglesia en la cabeza, y no importa que cualquier católico o persona de bien pueda entender perfectamente que este señor como mucho estará bautizado, y que eso no basta para ir de católico por la vida. Suena un poco como el lema chistoso de «el monte es de todos, quema tu parte».
Todo esto da igual, porque los tontos, muchos tontos, a los que habla el tal Pepiño se tragan esos mondongos sin rechistar, los aplauden con las orejas y le cambian el nombre a su madre si lo manda el albacea de la memoria histórica. Van a ganarse sus votos, y les da lo mismo qué piensen los demás, porque con esos les basta.
Así, el tal Pepiño Blanco puede aparecer defendiendo las medidas económicas de su Gobierno con apelaciones lacrimógenas a las viudas, más propias de un serial radiofónico de la época de Franco que de un tío que se dice progre. Otras veces le hemos podido oír que se declaraba católico, como coartada para pegarle una patada al Iglesia en la cabeza, y no importa que cualquier católico o persona de bien pueda entender perfectamente que este señor como mucho estará bautizado, y que eso no basta para ir de católico por la vida. Suena un poco como el lema chistoso de «el monte es de todos, quema tu parte».
Todo esto da igual, porque los tontos, muchos tontos, a los que habla el tal Pepiño se tragan esos mondongos sin rechistar, los aplauden con las orejas y le cambian el nombre a su madre si lo manda el albacea de la memoria histórica. Van a ganarse sus votos, y les da lo mismo qué piensen los demás, porque con esos les basta.
2 comentarios:
Los políticos han sido siempre muy capaces de captar votos de esos ‘tontos útiles’, e incluso, de crearlos. Es lo que llevan haciendo años con el tema de la educación. Fabricar votantes a su medida.
Pues sí, nos tratan como a tontos, y lo peor es que nos dejamos tratar así, ya va siendo hora de que les hagamos frente y les demostremos que no somos tan manipulables y tan lelos como ellos creen, tal y como hicimos el sábado en la manifestación en defensa de la vida. Por cierto, no crees que se merece una entrada?
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