La cosa está que arde. De entre los varios temas que tenía para escribir hoy he tenido que escoger este, con urgencia y taquicardia. No voy a resolver nada con ello, pero subamos el nivel de alarma, por favor, que hay motivos para el pánico.
Resulta que la Junta de Andalucía ha editado una guía para asegurarse que los niños en el colegio no van a caer en el perverso vicio de la desigualdad ni siquiera en el antaño inofensivo tiempo de juego. La desigualdad, esa peste negra de los progres, puede aprovechar ese rato distendido para emponzoñar las cándidas almas de los escolares, e inocular así un veneno que en la edad adulta puede manifestarse de forma harto indeseable.
Por ejemplo, hay que velar por que el sexismo no se inmiscuya en los juegos infantiles. El reparto de tareas y juguetes debe obedecer a criterios asexuales, y además la representatividad de niños y niñas debe ser pareja en todo momento, no sea que se produzca el temido fenómeno de la «invisibilidad de la mujer», con tufo a las peores épocas de la historia de la Humanidad, como el franquismo o el gobierno del PP, las únicas que un niño de hoy acertaría a enumerar. Por eso, no se encasillará a las niñas en juegos donde no puedan expresar su ira, o a los niños en divertimentos que les impidan dar rienda suelta a un llanto emotivo.
Pero hay otro lado por el que la desigualdad puede encontrarse traidoramente emboscada. Esa manía de que en todo juego deba haber ganadores es cruel y despiadada con los más torpes o vagos, y hay que erradicarla. En toda circunstancia. Por ejemplo, en el juego de las sillas nunca se irá nadie a la calle por quedarse sin asiento, sino que habrá de compartirlo con otro, hasta que en la última silla todos los amontonados hagan ímprobos esfuerzos por no caer al suelo. Sin duda es una metáfora del buen socialismo: cómo va quitando, quitando, hasta que lo poco que queda es un ridículo punto de equilibrio inestable para la masa estúpida que aceptó jugar.
Y no estamos hablando de Educación para la ciudadanía, que merecería capítulo aparte. Padres y futuros padres, tíos y padrinos: si algún día esos inocentes niños que dejaron el hogar horas antes regresan con la mirada perdida y las comisuras babeantes, recitando letanías de amor al Líder, no digan que no se lo advertimos.
Resulta que la Junta de Andalucía ha editado una guía para asegurarse que los niños en el colegio no van a caer en el perverso vicio de la desigualdad ni siquiera en el antaño inofensivo tiempo de juego. La desigualdad, esa peste negra de los progres, puede aprovechar ese rato distendido para emponzoñar las cándidas almas de los escolares, e inocular así un veneno que en la edad adulta puede manifestarse de forma harto indeseable.
Por ejemplo, hay que velar por que el sexismo no se inmiscuya en los juegos infantiles. El reparto de tareas y juguetes debe obedecer a criterios asexuales, y además la representatividad de niños y niñas debe ser pareja en todo momento, no sea que se produzca el temido fenómeno de la «invisibilidad de la mujer», con tufo a las peores épocas de la historia de la Humanidad, como el franquismo o el gobierno del PP, las únicas que un niño de hoy acertaría a enumerar. Por eso, no se encasillará a las niñas en juegos donde no puedan expresar su ira, o a los niños en divertimentos que les impidan dar rienda suelta a un llanto emotivo.
Pero hay otro lado por el que la desigualdad puede encontrarse traidoramente emboscada. Esa manía de que en todo juego deba haber ganadores es cruel y despiadada con los más torpes o vagos, y hay que erradicarla. En toda circunstancia. Por ejemplo, en el juego de las sillas nunca se irá nadie a la calle por quedarse sin asiento, sino que habrá de compartirlo con otro, hasta que en la última silla todos los amontonados hagan ímprobos esfuerzos por no caer al suelo. Sin duda es una metáfora del buen socialismo: cómo va quitando, quitando, hasta que lo poco que queda es un ridículo punto de equilibrio inestable para la masa estúpida que aceptó jugar.
Y no estamos hablando de Educación para la ciudadanía, que merecería capítulo aparte. Padres y futuros padres, tíos y padrinos: si algún día esos inocentes niños que dejaron el hogar horas antes regresan con la mirada perdida y las comisuras babeantes, recitando letanías de amor al Líder, no digan que no se lo advertimos.
18 comentarios:
No sé si es por mi estado de ataraxia pretésica, pero después de leer el primer párrafo me esperaba una burrada tremebunda.
En un segundo momento he constatado que en efecto es una burrada tremebunda, pero no me he alarmado, quizá debido a mi estado de ataraxia pretésica, o quizá a que me parece tan disparatado que aún no he podido asimilarlo. Va a ser lo segundo.
Lo que está claro es que la semana pasada viste tu capítulo favorito de Los Simpsons.
Miedo me da a mí tener hijos en este momento y en este país. Ahora que cuando los tenga desde luego los voy a educar como me dé a mí la gana, no como me diga ningún gobierno, y menos como me diga Manuel Chaves. Cada día apuesto más por la educación en casa, pronto ir al colegio va a ser perjudicial para los niños.
Ángel, igual es que has estado viendo la “Primera” o leyendo “El País”. Cuando yo lo hago a mí también me cuesta asimilar, y pensar, y respirar.
¿Y por qué siempre es Andalucía la pionera en todas estas tontunas deletéreas?
A mi me dan mucho coraje los clichés y los tópicos. Aquello de que los andaluces siempre estamos durmiendo la siesta, bebiendo gazpacho o de feria vestidos de faralaes. También aquello de que nuestro vocabulario se nutre de expresiones como “quillo”, “compadre” o “mi arma”. Pero es que al final es verdad, somos los más tontos.
Andalucía es vanguardia y punta de lanza de la alianza de civilizaciones, el talante y el progresismo.
Por eso somos los últimos.
Resulta irónico como un intento de no ser sexistas lleva a serlo con todas las consecuencias. Si creen que así los niños no van a estar condicionados por razones de sexo, están muy equivocados.
Hasta ahora podía ser que en alguna ocasión te cerraran la puerta por tu condición de mujer (cosa que yo no he vivido nunca, por cierto)pero con lo que están imponiendo,todos estamos claramente limitados por nuestra condición sexual. Puede ser que no apruebes las oposiciones no por tu poca capacidad, sino porque debe de existir paridad en los aprobados (posiblemente una mujer o un hombre que lo merecen menos se lleven tu plaza). o puede ser que por la misma razón no puedas optar a un trabajo ya que lo primero a volorar será tu condición como hombre o mujer. Posiblemente algún niño se pregunte porque no puede jugar con los demás, y reciba como respuesta "es que eres niño, y ya sobras..."
Esa es la estupenda educación que nos proponen...
A menudo el hombre se cree superior a la naturaleza; creer que encasillando con palabras o explicaciones vacuas los comportamientos innatos van a lograr modelar el instinto y la esencia de las personas es, además de absurdo, tremendamente ridículo. Supongo que de algún modo se deben justificar sueldos abusivos e inútiles. Pero que dejen a los críos jugar en paz, por favor.
El totalitarismo se llama así porque nada se le pasa por alto. Su objetivo es anular la libertad, es decir, convertirnos en borregos que van donde quiere un tío con un palo y un perro. Para eso hay que impedir que alguien piense por su cuenta, y eso no puede ocurrir ni a la hora de jugar, ni cuando se toma el biberón, ni cuando se está en el vientre materno...
Es fácil comprobar cómo la mayor parte de la gente joven se mueve dentro de ciertos estereotipos y cliches mentales, y que son de escaso alcance lo advierte quien tiene algo de cultura. Por supuesto, el que traspasa esos límites es un paria, un involucionista y, como decía Ibsen, un enemigo del pueblo. Es la prueba de que el proceso triunfa.
Hay que decirlo: vivimos un Estado que tiene vocación de totalitario, y en una sociedad bastante dispuesta a dejarse arrebatar la libertad. Como no nos rebelemos estamos listos.
Pues siento discrepar con el ilustre stepario (lo que cuesta esa s líquida, será influencia angla o sajona). Creo que el profesor confunde y mezcla churras con merinas, ya que no tiene que ver el método asexuado, asexual o como se llame (se llama coeducación, por cierto) con el aprendizaje cooperativo. De hecho este aprendizaje cooperativo (el juego al que os referís se llama sillas cooperativas, y los chicos se lo pasan bomba, os lo recomiendo) es quizá uno de los mayores aciertos en materia de educación (no se inventó en España, desde luego, sino que viene como tantas otras cosas de latinomérica). Seguramente Stepario no se acordará de cuando en el colegio no le elegían en los equipos porque tenía gafas, porque no era hábil en tal o cual deporte, o de cuando era excluido de algunos juegos por ser menos competitivo que otrso (los niños son crueles). Con los juegos cooperativos lo que s epretende es que GANEN TODOS, cosa que no veo mala, y especialmente que NO HAYA PERDEDORES, que nadie pase por encima de nadie. Tal vez la pega que se puede poner a estas dinámicas es que educan en la frustración,, pero creo que para eso está el resto de la vida ¿no?.
Por otra parte, creo que educar en una cultura en la que juntos podemos más es algo que no debe ser criticado, ya que es lo contrario de la sociedad actual individualista en la que vivimos.
Querido fraile: lo de las sillas era sólo un ejemplo de una educación que persigue igualar a ras de suelo a todos. Si todos ganan, nadie gana, aunque tampoco nadie pierda. Puede tener sus virtudes ese juego en concreto, pero traspolemos sus fundamentos a toda la educación. Nadie debe ganar, luego nadie puede destacar, se entiende que por arriba, y si no se puede subir el nivel para todos, se baja. Cierto que los gordos o con gafas se sentirán más cómodos, pero también se harán más conformistas.
Me recuerda esto la peli "Titanes", sobre el equipo de fútbol de un instituto. El entrenador blanco era comprensivo con un jugador negro, pero el entrenador negro le trataba con dureza; le dijo al blanco que en la vida no iban a ser blandos con el chico por su color, sino al contrario. Claro está que la vida te dará o no tortas, pero la educación debe prepararte para lo que venga.
Creo que tú también recordarás los tiempos en que te daban medallas de oro en el colegio. Eso se acabó, se consideraba que frustraba a quienes no las conseguían. Yo creo que motivaba, y ayudaba a desarrollar la voluntad para el esfuerzo. La educación de ahora no recompensa el esfuerzo ni la inteligencia: forma rebaños uniformes. Es fácil deducir para qué.
Una última apostilla, y puede que haya quien se ofenda. La maldad del sistema educativo español se constata en el hecho de que sus mentores sean maestros y pedagogos progres, casi sin excepción los menos capacitados intelectualmente de entre los universitarios de su generación, o al menos los peor preparados. Y eso lo has visto con tus propios ojos en el CAP.
Nuevamente mezcláis cosas, estimado Stepario. Vayamos por partes, enumerando como Don César Vidal:
1- La cooperación no tiene que estar reñida con la superación y el esfuerzo, precisamente lo que se pretende es que se llegue a un objetivo común, que todos participen y que no se deba a uno solo. Os pongo algún ejemplo más de juego cooperativo: partidos de fútbol en el que los goles sólo son válidos si la pelota la ha tocado todo el equipo, carreras de sacos con un saco gigante en el que entra todo el grupo, y se deben poner de acuerdo para no caer... y sin ir más lejos juegos de rol en los que cada miembro del grupo es un personaje con unas características y deben estar unidos para enfrentarse a un problema común. Creo que lo que se persigue es aprender conceptos básicos como el trabajo en equipo, la cultura de la colaboración y el acuerdo... aspectos que por otra parte, son absolutamente necesarios en la sociedad de hoy en día (muy valorados en las entrevistas de trabajo, por cierto)
2.- Sobre las medallas de oro.... hay matices. Se me ocurre que se premia el esfuerzo, el estudio y la inteligencia, pero no se tiene (tenía) en cuenta el progreso de un alumno, su esfuerzo para estudiar a pesar de no tener una biblioteca en casa, o las dificultades familiares para estudiar. ¿no? recuerdo varios casos de gente realmente esforzada que no obtenía este premio por una enfermedad familiar, por tener que ayudar en casa... ¿no supone eso una cierta injusticia? ¿no se favorece a los que tenían una familia más concienciada con el estudio? ¿no se premiaba a los más listos que hacían nada? Creo que este tipo de premios están bien pero valorando algo más que lo purmanente cuantitativo (x sobresalientes igual a la medalla de oro)
3.- Y termino. Es cierto que los ideólogos de la reforma educativa son los que menos contacto tienen con al realidad, planteando ideas muy bonitas sobre el papel pero que no se identifican con la realidad. Bien. Pero es que lo mismo sucede en todos los ámbitos. De hecho, actualmente me dan clase de justicia penal personas que nunca han visto un menor delincuante, que no saben de sus circunstancias, problemáticas, causas, necesidades... ¿es válido pues lo que me están enseñando? ¿debería pedirle a mis profes que se dieran una vuelta por los centros de menores para saber de qué hablan? Y con esto no quierodecir que esté a favor de las reformas educativas, habrá como en todo, aciertos y desaciertos.
Y luego hablo con la señorita PAloma de la coeducación, que creo que en algo yerra.
Me parece estupendo que me cuentes lo que sabes. Yo te contaré lo que también conozco de la famosa "coeducación". Conozco de cerca algunas actividades que se están desarrollando en institutos en materia de coeducación:
Ejem 1: realizar un mural con los distintos tipos de familias (hombre-mujer; hombre-hombre; mujer-mujer)
Ejm 2: repartir corazones entre chicos y chicas para ejemplificar como el amor es un "sentimiento" a partir del cual puedes unirte en pareja con quien quieras (sea del mismo sexo o no). Evidentemente ese sentimiento cambia y se agota en cualquier momento.
Ejm 3: Preguntar a los chicos si están de acuerdo con el modelo de familia que representan sus padres y discutir de lo desfasado de la familia tradicional.
Ejm4: preguntar a los chicos de 11 años si mantienen relaciones sexuales y si emplean métodos anticonceptivos.
Tengo en cuenta querido fray Guillermo que discrepamos en algunos asuntos, y también estoy de acuerdo con el fomento del trabajo en equipo y la integración de todos, pero me temo que hay mucho más de lo que parece...
Un besote gordo...
No, no, no, si es que me provocáis. Eso es la Educación por la Ziudadanía.
"El término «coeducación» es utilizado comúnmente para referirse a la educación conjunta de dos o más grupos de población netamente distintos: aun cuando ha sido a veces aplicado a la educación conjunta de grupos formados sobre la base de características de diversos tipos -clase social, etnia, etc.-, su uso habitual hace referencia a la educación conjunta de dos colectivos humanos específicos: los hombres y las mujeres".
Por supuesto, esa definición no es mia, sino que es de la Revista Iberoamericana de Educación. A partir de eso, entiendo que los ejemplos de los que hablas no son referidos a coeducación, sino a una educación sexual de uno u otro signo, con la que se podrá estar más de acuerdo o no.
La coeducación, si se entiende como la educación conjunta de hombres y mujeres, no recoge ninguno de los ejemplos que mencionas, que creo que pertenecen más bien a la educación para la ciudadanía, esa maravillosa asignatura de nuestro querido ZP. No se trata pues de preguntar a los niños si mantienen relaciones con o sin preservativo (que sería ámbito de la prevención sexual, por ejemplo) sino de que en una relación tienen la misma importancia el hombre y la mujer (no hablo de a qué edad habría que tratar el tema). Aún existen hoy muchísimas mujeres sometidas en el tema del sexo a las ganas de su marido/pareja, como existen todavía hombres que no friegan un plato en su casa, que no se hacen la cama, que no educan a los niños, porque son competencias exclusivas de la mujer (aunque trabaje fuera de casa), y sobre todo, mujeres sin libertad de elegir, pensar u opinar en el ámbito doméstico o laboral.
Obviamente, no se trata sólo de que el niño juegue con muñecas y cocinitas y las niñas con coches, pero sí es verdad que puede ser un primer paso para que no se definan los roles desde la infancia. A mi nene le encanta pasear un carrito con una muñeca, y para algunos padres eso puede ser una ofensa o un inicio de indefinición sexual. Seguramente serán los mismos padres que no han paseado a sus niños de bebés en carritos o que nunca han cambiado un pañal, dado un biberón, o vestido a sus hijos (y no sabes cuantos hay que no han hecho eso en su vida, y te hablo de padres de hoy, no de generaciones anteriores). En esa línea, creo que luchar contra eso es necesario, e importante que desde la escuela se enseñe a los niños y niñas que no se es maricón si juegas a las cocinitas ni una machorra si te gusta el fútbol.
Por otra parte, comentas antes que no crees en la discriminación por materia de sexo. ¿sabes cuantas empresas despiden a las trabajadoras cuando se quedan embarazadas, o incluso acuerdan desde antes el fin del contrato cuando llegue ese momento? ¿sabes que aún hay lugares donde la mujer y el hombre cobran distinto por hacer el mismo trabajo (en la aceituna por ejemplo, aunque los empresarios no lo reconozcan)?, ¿sabes que algunas mujeres se deben mantener en forma, bellas y guapas porque si no las echan del trabajo, como en la hostelería o el comercio, o como mucho aguantan hasta los treinta y tantos años? ¿no te has fijado cuántas veces en el cine aparecen parejas de un "galán" de 60 o más -harrison ford,connery, dentro de poco cloney, gibson- enamorando a jovencitas de 20, y cuando es al contrario -poquiiitas veces- nos parece chocante?... y hay muchos más ejemplos, en todos los ámbitos, así que vamos a verlo todo, por favor.
Te daré tu parte de razón en lo que dices, sobre todo en lo que conoces mejor que yo. Pero por otra parte, pienso en la educaci´n que tú y yo hemos recibido: medallas por las buenas notas, nunca hemos jugado con cocinitas, niños y niñas separados... y no me parece que seamos unos monstruos machistas y discriminadores. Ahora, mira a tu alrededor los frutos de los que han recibido coeducación, educación uniforme, mixta y orgiástica. Me parece que nunca la educación ha estado peor.
Quería decir la juventud.
Tienes mucha razón fray Guillermo. Los ejemplos que te he puesto son actividades concretas que una profesora de instituto encargada de Coeducación estaba realizando con sus alumnos. No sé, a lo mejor es que estos docentes no tienen muy claro lo que deben enseñar.
Yo estoy pensando en dar un aire más gay a mis clases, que pongan para empezar una pizarra rosa.
Laura no tenga miedo a los hijos, son de Dios y de sus padres y ante eso ningún poder humano puede.
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