Deslumbra la riqueza de la Iglesia, capaz de dar una
sucesión de Papas extraordinarios, todos diferentes entre sí. Dichoso del que,
descubridor novel de esta belleza, se acerque a la Iglesia y halle la sorpresa
de un tesoro inagotable. Lástima del que, al oír hablar de la riqueza de la
Iglesia, se quede solamente en el patrimonio material que custodia, lo más
superficial e intrascendente en comparación.
lunes, 18 de marzo de 2013
domingo, 13 de noviembre de 2011
Win, win (Ganamos todos)
Esta película me ha gustado porque es muy humana, en el mejor de los sentidos, tanto en la sustancia como en el enfoque. Cuenta una historia sencilla, sobre problemas y conflictos bastantes cotidianos, en el seno de una familia americana de clase media. Los personajes son muy reales, con sus luces y sus sombras, y siempre con la posibilidad de redención. Se abordan aspectos negativos, pero siempre se presenta la otra cara que los vence: el error no impide el arrepentimiento y que haya una segunda oportunidad; los prejuicios y las (malas) primeras impresiones son vencidas por una posterior apertura y la bondad; el estrés y la angustia por las dificultades económicas pueden encontrar una postrera solución; las salidas tramposas se demuestran peores que un sacrificio asumido; la mentira siempre es descubierta y la sinceridad permite purgar la culpa… Muchos temas que son tratados con sensibilidad, sin énfasis ni violencias, con el gran Paul Giamatti como protagonista, en una película en la que se pone de relieve que lo bueno gana. Y uno queda enormemente satisfecho de que así sea.
viernes, 19 de agosto de 2011
Falsedades en torno al Papa
Leo en la versión digital del diario El Mundo (18 de agosto) el siguiente titular que pretende resaltar lo más significativo de la primera jornada de la visita del Papa Benedicto XVI a España con motivo de la celebración de la JMJ: «El Papa arremete contra los ateos 'que se creen dioses'».
El titular es completamente falso. Después de una detenida lectura de los discursos pronunciados por el Papa, se observa que no hay una referencia concreta a los ateos. En cuanto al verbo elegido, el diccionario de la RAE define arremeter como «acometer con ímpetu y furia». Cualquiera que haya visto al Papa habrá podido comprobar que no había nada más lejos del ímpetu y la furia en su oratoria, y mucho menos acometidas.
No soy muy amigo de inferir intenciones de comportamientos ajenos, pero ante esta publicación en un contexto de lamentables disturbios callejeros que han tenido como protagonistas a grupos de ateos militantes que se han manifestado contra el Papa y la Iglesia y han insultado a los peregrinos, este diario, notoriamente antieclesial, sólo ha pretendido echar más leña al fuego, azuzando un conflicto que no debería existir. O eso, o su redacción hay que atribuirla a ateos que quieren arremeter contra el Papa.
El titular es completamente falso. Después de una detenida lectura de los discursos pronunciados por el Papa, se observa que no hay una referencia concreta a los ateos. En cuanto al verbo elegido, el diccionario de la RAE define arremeter como «acometer con ímpetu y furia». Cualquiera que haya visto al Papa habrá podido comprobar que no había nada más lejos del ímpetu y la furia en su oratoria, y mucho menos acometidas.
No soy muy amigo de inferir intenciones de comportamientos ajenos, pero ante esta publicación en un contexto de lamentables disturbios callejeros que han tenido como protagonistas a grupos de ateos militantes que se han manifestado contra el Papa y la Iglesia y han insultado a los peregrinos, este diario, notoriamente antieclesial, sólo ha pretendido echar más leña al fuego, azuzando un conflicto que no debería existir. O eso, o su redacción hay que atribuirla a ateos que quieren arremeter contra el Papa.
viernes, 10 de junio de 2011
Paciencia
«Sufrimos por la paciencia que Dios tiene y, sin embargo, todos tenemos necesidad de su paciencia. El Dios que se hizo cordero nos dice que el mundo ha sido salvado por el Crucificado y no por aquellos que lo han crucificado. El mundo ha sido rescatado por la paciencia de Dios y destruido por la impaciencia de los hombres» (Benedicto XVI).
«Espera en el Señor, sé valiente, / ten ánimo, espera en el Señor» (Salmo 26).
«El hombre que sinceramente sólo quiere y desea a Dios, cuando es probado debe refugiarse en Él y esperar pacientemente que vuelva la calma» (Juan Taulero).
Señor, nutre mi espera de paciencia, y colma mi paciencia de esperanza.
«Espera en el Señor, sé valiente, / ten ánimo, espera en el Señor» (Salmo 26).
«El hombre que sinceramente sólo quiere y desea a Dios, cuando es probado debe refugiarse en Él y esperar pacientemente que vuelva la calma» (Juan Taulero).
Señor, nutre mi espera de paciencia, y colma mi paciencia de esperanza.
lunes, 23 de mayo de 2011
Varias cosas
Encuentro al fin un hueco para comentar cosas, aunque llegue tarde a casi todo.
Para empezar, el tema de los indignados, que me indigna. Primero porque un puñado de anarquistas reciben un protagonismo mediático que no merecen, pero que los alienta y multiplica. Segundo porque me llega un tufo revolucionario o frentepopulista que asusta, dado el poco tiempo que queda para las elecciones generales, y que puede ser incendiario. Tercero porque se creen la verdadera democracia, y a los que hemos votado siempre, pagamos impuestos y asumimos responsabilidades, que nos den. Cuarto porque están dejando la calle hecha un estercolero, sin que nadie tenga valor de aplicar la ley.
La otra cuestión son los resultados electorales, que me provocan sentimientos contradictorios. Porque de una parte me alegra el hundimiento zapateril, que debiera haber sido mayor, porque los socialistas han destrozado España, puede que sin remedio. De otra, porque tampoco me llena de ilusión la victoria de los populares, cada día más parecidos a unos socialistas desvaídos y acomplejados.
En fin, reflexiones a bote pronto, que llora mi niña.
Para empezar, el tema de los indignados, que me indigna. Primero porque un puñado de anarquistas reciben un protagonismo mediático que no merecen, pero que los alienta y multiplica. Segundo porque me llega un tufo revolucionario o frentepopulista que asusta, dado el poco tiempo que queda para las elecciones generales, y que puede ser incendiario. Tercero porque se creen la verdadera democracia, y a los que hemos votado siempre, pagamos impuestos y asumimos responsabilidades, que nos den. Cuarto porque están dejando la calle hecha un estercolero, sin que nadie tenga valor de aplicar la ley.
La otra cuestión son los resultados electorales, que me provocan sentimientos contradictorios. Porque de una parte me alegra el hundimiento zapateril, que debiera haber sido mayor, porque los socialistas han destrozado España, puede que sin remedio. De otra, porque tampoco me llena de ilusión la victoria de los populares, cada día más parecidos a unos socialistas desvaídos y acomplejados.
En fin, reflexiones a bote pronto, que llora mi niña.
viernes, 22 de abril de 2011
Fe
Juan Pablo II dijo en su encíclica Fides et ratio que la fe y la razón eran las dos alas que elevaban el espíritu humano hacia el conocimiento de la verdad (cito de memoria). Quienes no creen o encuentran obstáculos para creer, suelen alegar la racionalidad como si fuera incompatible con la fe. Yo, dejando a un lado mi pobre fe, creo que la razón admite mucho más de lo que los racionalistas oponen, simplemente con abrir un poco sus horizontes. Porque, vamos a ver, ¿cuántas cosas admito como racionales sin tener la menor idea de su origen, su significado o su funcionamiento? Supuestamente, Dios y lo sobrenatural son más difíciles de encajar en nuestra razón cotidiana, pero ¿por qué? ¿Porque son invisibles, porque no descubrimos sus efectos? ¿Y si todo son efectos de lo divino? ¿Y si lo invisible es el aire que compone en su mayor parte la realidad que llamamos racional? El aire existe, como existe el amor, y si no quiero o no puedo ver sus efectos “en presencia”, puedo muy bien notarlos cuando se da su ausencia.
Me parece que la razón que se opone a la fe no es más que un acto de soberbia, que puedo entender, de quien se cierra a una determinada realidad, la suya propia, aquella que cree poder manejar, aquella que no le transtorna sus esquemas previos. Creo que la fe obliga a abrirse a otra realidad mayor, y el obstáculo para ello no es la razón, sino algo tan irracional como el miedo: al vértigo, al cambio, al compromiso, a lo desconocido que me aguarda… Lo dice Benedicto XVI en su conversación con Peter Seewald recogida en el libro Luz del mundo: «Es una arrogancia del intelecto que digamos: esto contiene en sí algo contradictorio, sin sentido, y ya sólo por eso no es posible en absoluto. No es asunto nuestro decidir cuántas posibilidades abriga en sí el cosmos, cuántas se esconden en él y por encima de él». La fe obliga a dar un salto para instalarse en una situación diferente que no vemos, que sólo creemos, pero que creyendo podemos experimentar en lo más hondo como algo más real que lo anterior.
Me parece que la razón que se opone a la fe no es más que un acto de soberbia, que puedo entender, de quien se cierra a una determinada realidad, la suya propia, aquella que cree poder manejar, aquella que no le transtorna sus esquemas previos. Creo que la fe obliga a abrirse a otra realidad mayor, y el obstáculo para ello no es la razón, sino algo tan irracional como el miedo: al vértigo, al cambio, al compromiso, a lo desconocido que me aguarda… Lo dice Benedicto XVI en su conversación con Peter Seewald recogida en el libro Luz del mundo: «Es una arrogancia del intelecto que digamos: esto contiene en sí algo contradictorio, sin sentido, y ya sólo por eso no es posible en absoluto. No es asunto nuestro decidir cuántas posibilidades abriga en sí el cosmos, cuántas se esconden en él y por encima de él». La fe obliga a dar un salto para instalarse en una situación diferente que no vemos, que sólo creemos, pero que creyendo podemos experimentar en lo más hondo como algo más real que lo anterior.
martes, 15 de febrero de 2011
True grit
Hace muchos años que vi por primera la versión de Henry Hathaway de “Valor de ley” (1969), con el oscarizado John Wayne, y muchos años también que leí la novela de Charles Portis en que se basaba aquella y la que han hecho los hermanos Cohen. El otro día fuimos al cine a ver ésta última, atraídos por la habitual pericia de estos cineastas, por el aroma de los óscars –se los den o no– por la garantía de un buen western, y por uno de los mejores actores vivos, Jeff Bridges, que aquí compone una especie de Gran Lebowski de gatillo fácil y parche en el ojo. La película se parece mucho a la anterior, aunque se notan los recursos que tiene hoy el cine, y sobre todo un plantel de actores estupendos, incluyendo a la jovencita Hailee Steinfeld. Destacaría sus golpes de humor (negro) y la ambientación. Un buen motivo para volver al cine, ahora que tenemos que ser más selectivos.
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