Quien no haya perdido la infancia por el camino, seguirá gustando de las historias de aventuras. Yo me crié con Salgari, Verne, Hope, a los que luego se unieron los enredos de Agatha Christie y otros. Luego, desde hace año, vinieron a ocupar mis lecturas libros mucho más sesudos y… aburridos (a su manera).
Este verano estoy recuperando viejos sabores porque, entre rato y rato de trabajo en casa, cojo una novela, en lugar de mis habituales tochos. Así, he vuelto a leer “El misterio de cuarto amarillo”, de Gaston Leroux, novela mítica de mi adolescencia. También he disfrutado con la más reciente “El club Dante”, de Mathew Pearl, de quien espero ansioso comprobar si mantiene el nivel en su próximo libro.
Lo último ha sido especial. Desde niño sentí una gran fascinación por “Beau Geste”, de William Wyler, película de 1939 (el mejor año de la historia del cine), con Gary Cooper en el papel principal. Es una historia de la Legión Extranjera Francesa, en la que se mezcla un misterio que no quiero adelantar. Durante años busqué la novela en que se basaba, de P. C. Wren, y al fin la encontré en un mercadillo, y la acabo de terminar. Confieso que no me acordaba muy bien de la historia, y eso ha hecho que devore el libro casi sin pausa, pues mantiene la tensión hasta el final.
Este verano estoy recuperando viejos sabores porque, entre rato y rato de trabajo en casa, cojo una novela, en lugar de mis habituales tochos. Así, he vuelto a leer “El misterio de cuarto amarillo”, de Gaston Leroux, novela mítica de mi adolescencia. También he disfrutado con la más reciente “El club Dante”, de Mathew Pearl, de quien espero ansioso comprobar si mantiene el nivel en su próximo libro.
Lo último ha sido especial. Desde niño sentí una gran fascinación por “Beau Geste”, de William Wyler, película de 1939 (el mejor año de la historia del cine), con Gary Cooper en el papel principal. Es una historia de la Legión Extranjera Francesa, en la que se mezcla un misterio que no quiero adelantar. Durante años busqué la novela en que se basaba, de P. C. Wren, y al fin la encontré en un mercadillo, y la acabo de terminar. Confieso que no me acordaba muy bien de la historia, y eso ha hecho que devore el libro casi sin pausa, pues mantiene la tensión hasta el final.
Estos son los sabores de los veranos antiguos. A quien los probó, lo animo a revivirlos.